La materia prima textil es la fibra sin hilar que puede ser vegetal, como el algodón, o animal, como la lana. El origen de las fibras modifica el proceso de teñido porque las fibras animales absorben mejor el color que las vegetales. El proceso de transformar la fibra en hilo puede realizarse manualmente, una práctica viva en varias comunidades. Sin embargo, el equipo de diseño de Bi Yuu junto con la industria mexicana han desarrollado hilos en cono con distintas fibras y calibres, listos para teñir, exclusivamente para el estudio. Las artesanas de Teotitlán del Valle se encargan de preparar los materiales para el teñido y el tejido, incluyendo convertir el hilo del cono en madeja usando un devanador. Las fluctuaciones en la industria con respecto a las fibras disponibles promueven retos e innovaciones porque los artesanos y artesanas deben adaptarse a tejer con hilos de distintas cualidades, desarrollando una gran sensibilidad al material.

Teñir con pigmentos naturales es alquímico; implica la transmutación de un material crudo en una amplia gama de colores capaces de evocar sensaciones, memorias, y emociones. Los pigmentos pueden ser de origen vegetal como el índigo, el pericón, la granada y el nogal; animal, como la grana cochinilla; o mineral, como el alumbre para fijar el pigmento al textil. Previo al teñido, las artesanas se encargan de preparar los pigmentos, moliéndolos con metate. El proceso tintorero es altamente intuitivo y sensible, difícil de controlar completamente; plantas como el pericón se arrojan al agua hirviendo, creando infusiones aromáticas de colores herbales; la grana cochinilla, que ofrece rojos y morados aterciopelados, conlleva el cultivo del insecto en el nopal; el índigo, que brinda verdes y azules, requiere de procesos de fermentación y oxidación. Un proceso limpio y sano, los residuos del teñido con pigmentos naturales se pueden desechar fácilmente sin generar contaminación ni toxicidad.