Bacaanda (“sueño,” zapoteco del Istmo), fue la primera colección de Bi Yuu y el resultado de un año de diálogos, investigaciones y aprendizajes en Teotitlán del Valle. Partiendo del interés sobre cómo los textiles reflejan la cosmovisión de los pueblos originarios de México, Bacaanda dialoga con los huipiles Chinantecos de Ojitlán, Oaxaca y con los brocados de huipiles ceremoniales de San Andrés, Tenejapa, y Chenalho, Chiapas. Con esta primera colección, Bi Yuu empezó a desarrollar un lenguaje de diseño y una estética propia caracterizada por el uso de patrones geométricos de gran escala y de colores vibrantes que cuestionan la asociación occidental de los tonos monocromáticos con la sofisticación. Bacaanda representa un acercamiento inicial a una metodología de diseño que ha evolucionado en los últimos diez años, en la cual la investigación, la conceptualización, y la colaboración son esenciales para la concepción de todas las colecciones.

Este sarape es un ejemplo del tipo de textiles que predominaban en Teotitlán del Valle previo a la segunda mitad del siglo veinte, cuando el tapete, como respuesta a la ola turística, empezó a dominar la producción textil. El sarape de lana y las cobijas tejidas en telar de pedal, una tecnología introducida por los españoles en el siglo dieciséis, eran los tejidos más representativos. Elementos de la naturaleza, motivos prehispánicos y diseños del sarape de Saltillo dominaban las composiciones tempranas, y en décadas recientes los textiles Navajo han inspirado nuevos diseños. Con la introducción de anilinas a finales del siglo XIX, los pigmentos naturales cayeron en desuso, una técnica que empezó a revitalizarse a finales del siglo XX gracias a la contribución de artistas mexicanos como Rufino Tamayo y Francisco Toledo. Este sarape exhibe un animal feroz, quizá un perro, enmarcado por las populares grecas de Mitla.

Cudsaa-Mi Origen parte de una reflexión sobre la identidad contemporánea del artesano y artesana zapoteca. A partir de conversaciones, entrevistas y ejercicios creativos, tejedores y tejedoras de Teotitlán del Valle, jóvenes y adultos, reflexionaron sobre el significado de la identidad en un contexto en donde los usos y costumbres coexisten con las tendencias globales que introduce la tecnología. La pieza se inspira en la forma del sarape, un objeto fundacional en la tradición textil de Teotitlán. Simbolizando tanto la protección como el peso de la tradición, la parte trasera exhibe bandas, diamantes, y grecas escalonadas similares a las del sarape exhibido en esta misma sección. La parte delantera, más liviana y minimalista, representa la nueva generación de tejedores que sienten afinidad con elementos de la cultura popular así como respeto por el oficio textil. Enlazando ambas piezas, el hilo de cobre alude a la tecnología, un componente que conecta ambas generaciones.