Recuerdos se caracteriza por la experimentación con una silueta octagonal, en lugar de la cuadrada o circular común en los tapetes. La exploración formal se concentró en la simetría de la pieza y la armonía de los ángulos para crear una figura geométrica balanceada. La paleta de color en esta colección es más reducida y aprovecha los colores naturales de la lana. Además, los acabados incluyen meter los flecos de la urdimbre y bordar las orillas, técnicas fundamentales para perfeccionar la calidad de la colección. Los diseños se inspiraron en el archivo fotográfico de Emma Liceaga, abuela de Marisol Centeno, cuyas imágenes capturaron la última etapa del Art Déco mexicano y las particularidades de sus fachadas y contornos arquitectónicos. Los elementos geométricos repetitivos, la elegancia de la línea recta y su combinación rítmica con el zig zag, típicos del Art Déco, dominan la composición de Recuerdos.

Estos ejercicios demuestran la curva de aprendizaje que conlleva la experimentación con formas no convencionales. Tejer un octágono implica crear ángulos perfectos con medidas simétricas para que todos sus lados y vértices sean iguales, un proceso más complejo que tejer figuras tradicionales como el cuadrado. 

La experimentación también implicó una exploración material y técnica con otras fibras y figuras. El equipo realizó una prueba de un octágono irregular alargado con henequén y puntada soumak para aportar relieve y textura. Sin embargo, la fibra era inflexible, aspera, y no permitía obtener el color negro que se buscaba, por lo cual el equipo prefirió la lana cruda y el algodón para la colección final. El prototipo final, de lana de fibra corta pixelea el diseño y genera acabados burdos, demostrando la importancia del tipo de fibra y de los acabados para asegurar la calidad de la pieza.